7/4/12
Mientras salía a tomar un decanso de mi lectura de Harry Potter, miré por la ventana, justo en ese momento.. En esa calle, la calle dónde estaba la plaza, radiante de un color verde, con las nubes grises cubriendola. El auto pasó rápido, por lo qué no pude prestar mucha atención, pero ahí estaba, ahí estaba la prueba que me decía que aun no podía sacarlo. Sin pensarlo dos veces, retomé el párrafo, aún no sé si lo leí o si observé las letras mientras pensaba en otra cosa. Evidentemente no había podido volver a percatarme de lo que estaba sucediendo dentro de Hogwarts, mi mente estaba en otro lado, estaba en ese lugar, en ese momento, en ese instante en el qué mis ojos lo vieron. En ese instante, un chorro de sangre caliente recorrió desde la punta de mis pies hasta mi cabeza, por lo menos durante 1 minuto estuve pensando, una y otra vez, en por qué tuve que levantar la cabeza justo ahí. Exactamente ahí. A ver ponete a pensar, y no hablo en tercera persona, te hablo a vos, lector, decime, si estuvieras en mi situación, no te darían ganas de agarrar y meter todo en un cohete como los que el Coyote ponía como trampa al Correcamino, prender fuego la mechita, y listo, ver satisfactoriamente como todo se desvanece. Pero no, porque estaba durmiendo, si, ese sentimiento estaba durmiendo, ahora porqué, en la vuelta de un viaje, tiene que pasar algo que lo despierte, no sé.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario