Al final el peor enemigo termina siendo la mente. Y uno es tan débil frente a sí mismo.. Nadie quiere enfrentar a sus demonios porque todos sabemos que nuestros demonios son igual de fuertes que nosotros, o a veces incluso más. Porque nos conocen mejor que nadie, porque saben donde atacarnos. Porque saben qué decirnos. Porque sabemos quiénes somos y qué nos duele, y no tenemos dificultades al intentar tirarnos hacia un abismo. No tenemos problema en destruírnos lentamente, porque para eso, en algún punto, está la mente humana. Para presentarnos problemas y superarlos. Pero a veces está tan nublado el camino y en esos a veces juro que no hay salida. Cuando no encontramos la luz, cuando empieza a llover más fuerte, en esos momentos no hay forma de estar bien.
Odio a mi cabeza por hacerme odiarme, me odio porque mi cabeza me hace odiarme. Y odio todo esto.