There is no place like home, when you've got no place to go.

24/3/15

Estaba muy adentro tuyo. Estaba analizando cada oración, escuchando como acariciabas las palabras antes de que salgan de tu boca. Entendía todo, lo entendía a la perfección, lo estabas haciendo tan bien, por más que sé que te cuesta expresarte -en palabras-. La primer hora de sol nos contorneaba los ojos, inundando de luz el auto. Tu mano derecha en mi muslo izquierdo, afirmándome, dándome seguridad. Y estaba segura, estaba bajo tu protección, bajo tu amor.
Cuando alguien nos lastima en serio, nos deja heridas internas. Puntos débiles. Un momento que puede marcarnos incluso sin que nos demos cuenta. ¿Nunca les pasó que algo que les dolió les vuelve a doler como la primera vez? Sin que esté pasando de nuevo. Recuerdos que traspasan, que destruyen, que aniquilan. Recuerdos que vuelven a cobrar vida, que casi dejan de ser recuerdos.
Era consciente de que me dolía. Me había acostado con lágrimas en los ojos bastantes veces por eso, y sabía que si lo pensaba, me afectaba. Que si lo volvía a analizar, que si volvía a leer lo que escribí ese día, que si volvía a mirar el lugar, me hacía lagrimear. Nunca me imaginé que una palabra, una sola palabra -un nombre-, iba a poder desmoronarme tan rápido si salía de tu boca, si la escuchaba con tu voz.
Y lo dijiste, me hablaste de ella. Y dejé de escucharte, tenía los ojos clavados en la nada, abiertos sin mirar. Y vos seguías hablando, yo no escuchaba nada. Ya no analizaba lo que me decías y ya no me sentía segura. No sentía lo que tocaba, no sentía tu mano, no veía, no escuchaba. Noté como se me aceleraba el corazón, y como mi respiración se hacía menos controlable. Como aumentaba el ritmo, como se hacía más fuerte, como cada vez necesitaba más aire, más aire, más aire. No quería llorar, no quiero que me veas llorar, no quiero que pienses que soy frágil, no quiero que sientas que tuviste tanto poder sobre mí, no quiero que lo sepas. No quería estar más ahí (físicamente, porque mentalmente ya no estaba ahí), no quería estar cerca de esa cosa que me había hecho tan mal. No quería volver atrás. Me intenté tranquilizar, intenté. Y mientras más fuerza hacía, más se me cristalizaban los ojos. De repente una capa de agua me los cubría, y me temblaba todo. No hay que intentar frenar las lágrimas, porque solo conseguimos más. Me sentía tan vulnerable. ¿Seguías hablando? ¿Te diste cuenta en seguida? ¿Qué estaba pasando? Estaba débil, estaba angustiada. Tenía un nudo tan grande en la garganta que hasta podría haber sido físico.
Y cuando empecé a llorar, en frente tuyo, por segunda vez, supe que no iba a poder parar.
Y fue una sola palabra la que me apuñaló. Fue un flashback tan real.


Confianza. Confianza. Confianza. 
Amor.
Te quiero, me querés. Somos. Somos.
Somos.
Me querés. Sí, me querés.
Te quiere, tranquila. Estás bien.
Estamos bien. Estoy bien. Perdón. 
Confianza. 
No puedo. Nunca voy a poder. No puedo, me duele.
Dimitri, me duele. Dimitri, Dimitri, no me sueltes. 
¿Por qué?
No, no, no, no. No.
Tranquila. Miralo. Sentilo. Está acá, ahora está acá, ahora está con vos.
Está con vos. Te quiere. Me querés. Me querés.
Estamos bien. 
Miralo. Está bien. Miralo. Es real.
Amor.
Es real.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es real reina.