Mamá, por qué me tenes que dejar hacer un tatuaje antes de que cumpla 18:
Creo que en el 2011 decidí que "somos música" es la frase que quería llevar impregnada en mi ser por siempre. Decirla me genera una electricidad que me recorre todo el cuerpo a la velocidad del sonido, me hace sentir que no soy más que una vibración más, una vibración más en esta gran esfera compuesta de vibraciones. Y es que, todos somos vibraciones. Todos tenemos esencias, tenemos alma, todos estamos conectados como seres humanos a través de algo más que una simple cosa física. Llenamos nuestros pentagramas de fusas, corcheas, blancas; todo para cuando, al partir, formemos parte de la canción infinita en la que estamos destinados a vivir.
El humano es una especie que vive en constante evolución pronunciada. Si reducimos los miles de millones de años que tiene la tierra a un día, el humano no se detendría ni una hora en una misma forma. Siempre cambiamos, siempre estamos en etapa de cambio. Tanto física como mentalmente. Como todos los seres vivos, crecemos. Pero lo vivido por un humano no se compara con lo vivido con un perro, ya que son sensaciones y emociones distintas. Yo no sé qué pensarán los animales de la música, pero quiero pensar que simplemente la entienden. La entienden como una joya más de nuestro mundo.
Pero nosotros somos música en su estado más puro. Desde que empezamos con la formación del sistema nervioso dentro del vientre de nuestras mamás, empezamos a sentirla, a vivirla, a amarla. Respiramos música en cada segundo y rincón que existe, desde que los neandertales bailaban en sus rituales gritando y emitiendo sonidos, hasta las calles de Buenos Aries donde respiramos tango, el medio de la nada cuando la naturaleza te canta al oído de la más sutil manera, en nuestras casas encerrados descargando mil emociones con un tema, llorando música, gritando música, sintiendo música música, amando música. Somos música cuando decimos la primer palabra, somos música cuando en nuestro momento de morir suena en el fondo de nuestro subconsciente una canción.
La sentimos en el momento en el que un buen blues nos posee y no podemos no marcar el ritmo, cuando nos bañamos y con las manos imitando un micrófono comenzamos a deslumbrar al público de jabón, cuando en vez de rompernos la mano descargando la ira con la pared la descargamos con cerrar los ojos y dejarnos mover, cuando se nos eriza la piel al escuchar una voz gloriosa, cuando nos enseñan a hablar e inconscientemente es con ritmo, cuando se nos "pega" una canción, cuando en los momentos más hermosos podemos escuchar música de fondo en nuestro subconsciente.
La sentimos cuando somos, cuando dejamos que nos penetre.
Entonces nos convertimos en ella, en esa cosa tan magnífica, en ese placer público, en ese lujo que todos nos podemos dar. El de ser música, el de tener música todo el tiempo aunque sea el sonido del viento.
Para mí es muy importante. Sin exagerar puedo decir que la música fue para mí una madre más, lloré en sus brazos, crecí en sus brazos, me alimentó y me formó, me educó, me enseñó. Y quiero, de una forma muy humilde, dejar constancia de lo que siento.
Por todo esto má, quiero que sepas que el tatuaje no es un capricho, es algo que deseo con locura. Y
que tengo conciencia de por qué lo quiero. Te amo, pensalo.
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