There is no place like home, when you've got no place to go.

20/2/14

La chica gris

People change, feelings don't

      Mientras la chica gris camina por la Namuncurá hacia su casa, una lluvia torrentosa cubre de espesas gotas la ciudad de Cipolletti. Absorta en sus propios pensamientos, con la lluvia a punto de caerse en el abismo al borde de sus finos cabellos grises, ella jura no haber visto ni siquiera una señal de lo que estaba a punto de pasar.
      Un segundo basta para arrebatar de manera cruel la plenitud de alguien, su vida, su felicidad.
      Las comisuras de su boca se tensan, pensando como pudo haber sido tan ciega, cómo pudo no haberse dado cuenta. La chica tiñó su vida de gris de inmediato en el segundo en que la bala destruyó toda bella imagen de ella misma que alguna vez pudo tener. Entonces, sin necesidad de que ni una palabra atraviese su mente, la chica gris proyecta imágenes a una velocidad altísima en su mente: risas, dedos apuntandola, lágrimas, y esos chicos, ese grupo de chicos que arruinaron su inesperadamente corta vida sin darle siquiera un aviso de lo que le iba a tocar vivir.
      Luego de eso, ella recibe la bala física. No había visto a su atacante, demasiado adentrada en sus recuerdos, comprende por completo la belleza de vivir y se arrepiente lentamente (en su cabeza cada milésima de segundo es una eternidad) de no haberlo adivinado antes. Nunca cierra sus ojos. Lleva sus manos al centro de su estómago, donde la sangre tiñe, no de rojo, si no que de negro, sus delicadas manos blancas. Temblando, se arrodilla en el suelo, mira hacia arriba, y.. lo imposible está ocurriendo, no hay nadie con un arma parado en frente de sus ojos, si no que vuelve a ver esos rostros.. Un último pensamiento antes de morir atraviesa su cabeza: "¿la persona que acaba de disparar fue quién en verdad me arrebató la belleza, o aquel día ese grupo de chicos destruyeron cada esperanza en mí misma?".
      La chica deja de ser gris, muere en la esquina de la calle Santa Fe luego de unos largos minutos de tortuoso dolor.
      Nadie entiende bien qué fue lo que paso, pero hay una cosa que está clara: 
en el cielo tampoco va a querer comer.

2 comentarios:

Cami Marano dijo...

Muy lindo valen! Profundas palabras. Excelente redaccion, quedé anonadada

Valentina dijo...

Muchísimas gracias Cami!