Una vez me dijeron que cuando lloro los ojos se me ponen más celestes de lo normal y más grandes que nunca. Es increíble (y magnífica) la capacidad de algunas personas de observar tan fácilmente la belleza de las cosas.
Lamentablemente (en serio), yo no tengo ese "don".
Escribo esto porque en el medio de este cielo pálido el sentido de la tristeza se me agudizó. Con ojos de vidrio toda la mañana, en mi propio y pequeño mundo, y sin la mínima intención de sonreír siquiera. Porque supongo que entenderán y sabrán el complejo sentimiento de estar mal pero no querer estar bien.
Supongo, también, que las cosas nos afectan en distinta medida a cada uno, y en distinto tiempo personalmente. Creo que la sensibilidad y la debilidad extrema luego de alguna dificultad emocional no tan importante se debe a una gran explosión dentro de nuestro ser. Cito al famoso dicho "la gota que rebalsó al vaso", la gota que lo rebalsa todos los días.
Todos los ojos vidriosos en algún momento se tienen que quebrar. Y no me 'molesta' decir que estoy mal, porque sé que estoy mal y que todos se dan cuenta de que estoy mal. Pero no tengo la intención de estar bien tampoco.. así que.
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