Porque no sé si está bien lo que voy a decir. Y porque tampoco tengo mucho interés en que esté bien, ya que todo da lo mismo, en algún punto..
Acabo de caminar hacia un pasado anterior al nuestro, me fui un poco más allá. Investigué, leí, busqué. Y lo ví, lo encontré. Y juro que antes no estaba ahí, o no lo había visto, porque sé que ya había recorrido este camino antes, mil veces, buscando razones para aumentar mi inseguridad en ese momento. Y antes no estaba y hoy está ahí, y, ¿puede ese pasado doler? Sí, puede. No sé, será que hoy está muy asociado a la actualidad, será estoy viviendo cosas que antes no me había tocado vivir, porque si me hubiesen tocado antes, moría. Y hoy las sobrellevo como puedo, ignorando, mirando para otro lado.. pero hoy está eso. Esa seguridad de que fue, de que existió, de que dejó una marca.
Tengo ganas de ir al punto. Me duele que hayas hecho feliz a otra persona antes que a mí. Y que ahora esa persona vuelva a aparecer. ¿Por qué? Mi cabeza desde un principio dijo que fue a propósito, pero ahora siento que se está volviendo otra cosa. ¿Puede ser cariño?
¿Por qué? ¡Era de las innombrables! ¿Por qué ella? ¿Por qué?
Bueno.
Soy sumamente consciente de que estoy llevando todo esto bien, de que tengo suerte de haber salido en esta posición. O no, no suerte.. capaz, destino. Capaz. Karma, no sé. No importa. Hoy duele, y no importa. Ayer llovió todo el día en mi interior y hoy la tormenta se está intensificando, y apenas son las 10:46 de la mañana. Y, ¿por qué digo todo esto? ¿con qué fin?. Con ninguno. Lo digo porque a veces tenemos que decir las cosas, porque a veces ocultar nos frena para avanzar, nos traba. Y porque deseo fervientemente avanzar, pero, (y ahora va la parte egoísta del tema ), no sé si quiero que vos avances sin mí. Pero sé que lo vas a hacer y que lo estás haciendo, y sé que está bien. Sé que es como tiene que ser. Sé, que en algún momento, voy a superar todo el rencor que te tengo. Y que vas a ser feliz y que yo voy a ser feliz por eso. O que sos feliz, y que yo me voy a alegrar en algún momento por eso. Tragarme el rencor, porque no sirve de nada. Anoto.
Dos. Vos. ¿Quién sos? ¿Qué querés? ¿Por qué el jueguito del un día sí y un día no? No estoy preparada para esto, no tengo experiencia. ¿Por qué me embelleces con mimos y me los sacas tan rápido? ¿Por qué me pintas noches fantásticas y te las llevas a la mañana? ¿Por qué? ¿En quién puedo confiar? Lo tocaste cuando estaba en proceso de arreglarse, lo tocaste y lo rompiste un poquito más. Y lo arreglaste, y lo volviste a romper. Y lo arruinas, lo arruinas siempre y también lo haces mejor.
¿Me explico?
No, obvio que no.
Estoy acostumbrada a tener amor y me cuesta acostumbrarme a que no haya, me cuesta que no me quieras tener, o que me quieras tener pero que no me quieras querer, no sé. Me cuesta el rechazo. Me cuesta no exagerar, me cuesta no llevar una simple cosa a un texto de mil palabras. Me cuesta ser como vos, o como te mostrás, o como yo te veo.
Tengo que dejarlo pasar, ¿tengo que dejarlo pasar? ¿dejarlo ir? Pero si es hermoso, si es hermoso todo cuando estoy con vos. Es mágico, perfecto, es sanador, me hace bien. ¿Por qué me haces creer que vos también lo ves así, si después te vas?
Stop the machine, pleasssse.
Bueno, en conclusión, estoy cargando dos mochilas en el hombro. O tres, o cuatro, o mil.
Pero es consecuencia, y está bien. Es lo que tiene que pasar. Yo puedo. Con dos mochilas y con mil.
Yo puedo.
(lo rojo es mi corazón, que de alguna forma hace que mis pensamientos más oscuros salgan a la luz)
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